
Una de las principales fuentes (o lugares de intercambio y difusión, mejor) de noticias falsas e información engañosa son los grupos de chat de aplicaciones como WhatsApp. Los grupos con familiares, colegas o compañeros de estudio suelen ser el principal escenarios en los que se comparten cadenas de mensajes (comunicaciones difícilmente rastreables y que se viralizan a través de al red), con notas, datos o videos engañosos o maliciosos. Enfrentar ese flujo es uno de esos problemas extraños de estos tiempos extraños.
La pandemia no ha hecho sino crear nuevos temas para este conflicto sobre la verdad, la mentira, lo creíble y lo increíble. Curas milagrosas, dudas insensatas o conspiraciones sobre las vacunas, datos incorrectos o sospechosos sobre la situación, incluso rumores o tergiversaciones maliciosas sobre decisiones y medidas públicas se mueven por corredores oscuros, los grupos de “Familia Peranito”, tableros de tías, primos y sobrinos.
La pandemia no ha hecho sino crear nuevos temas para este conflicto sobre la verdad, la mentira, lo creíble y lo increíble.
Una tarea fundamental en la contención de estas noticias es profundamente cotidiana: supone que muchos que en ocasiones preferiríamos evitar una discusión incómoda, asumamos la responsabilidad de señalar, cuestionar y evitar la expansión, al menos, cuando llegue a nuestro eslabón de la cadena. Hacerlo no es fácil, pero algunos consejos como los siguientes pueden ayudar*.
*Estos consejos están pensados inicialmente para ese episodio común de la cadena en el grupo familiar de WhatsApp, pero bien puede ayudar en cualquier momento para conversar con alguien cercano que esté divulgando noticias falsas o información engañosa por otro medio.
- Siempre que sea posible, resolverlo por el interno: las personas solemos responder a la defensiva cuando sentimos que nos atacan y sobre todo, cuando sentimos una sugerencia de irresponsabilidad o incluso tontería, en algo que estamos haciendo. Esta respuesta es más común y enconada cuando el cuestionamiento ocurre en público. Por eso, intenten tratar esto por el “interno”, un chat uno a uno o una llamada o conversación personal con la persona que está compartiendo la información.
- Cuestionar la fuente: probablemente el primer paso siempre sea preguntar por la fuente de la información, en particular, si es de un medio que pueda resultar cuestionable o en un formato que pueda dar pie a la manipulación. Las fotos de titulares, por ejemplo, suelen ser proclives a cambios y modificaciones engañosas. En segundo lugar, vale la pena aconsejar pedir «más fuentes», uno siempre debería validar dos veces cuando algo es importante y buscar si alguien más (y quién más) hablan de algo puede llevar a que se evidencie su naturaleza dudosa.
- Pedir más información: en ocasiones, al pedir detalles y centrar la atención en el cómo, a diferencia del porqué, las personas podemos caer en cuenta de las dificultades en un problema complejo e incluso, llegar a verbalizar nuestras propias reservas respecto a un tema, cuando tenemos que describirlo en detalle. De igual manera, asuntos que parecen evidentes en general, pueden verse como imposibles en específico, «¿cómo harán para mantener toda esa información secreta?¿te imaginas la logística para hacer eso?» y así.
- Ser empáticos: la forma y el tono de la conversación también importan, y mucho. A las personas no nos gusta sentir que cuestionan nuestra inteligencia o intenciones y por eso la conversación debe evitar al máximo parecer un juicio. Señalar que creemos en las buenas intenciones de las personas, como «yo sé que te gusta mantenerte informado/a», «yo sé que te gusta ayudar a los demás e informarlos de cosas importantes», es clave. Hay que intentar, sinceramente, entender la a motivaciones de las personas.
- Evaluar intereses: pedir que se pregunten «¿quién podría beneficiarse de esto? ¿Qué efecto puede tener en las personas y en la sociedad, sobre todo, si no es cierto?» o señalar que “parece demasiado bueno para ser verdad ¿no te genera dudas?”.
- Poner la conspiración en contexto: finalmente, intentar poner las cosas en contexto puede hacerlas ver como más improbables o complejas y levantar dudas, es decir, «¿si será fácil mantener esto en secreto?», «es raro que las personas a las que esto perjudica no digan nada».
El objetivo no debe ser necesariamente convencer a las personas de que están equivocadas o de que cambien una idea, sino, sobre todo, generar dudas sobre la veracidad, señalar algunas técnicas para identificarlas en el futuro y evitar que se difundan. Detener un flujo de una noticia falsa o engañosa puede ayudar a que muchas menos personas se vean expuestas y terminen tomando decisiones personal y colectivamente inconvenientes o peligrosas. Es una responsabilidad que debemos compartir todos.